Ustedes saben que aquí en Bacanalnica nos gusta hablar de los temas más sensibles que aquejan a la sociedad nicaragüense. Vos sabes, discusiones de altura, que incluyen política, salud, educación y más que cualquier otro, economía.
Así es, la palmazón y el coyotismo son temas recurrentes en este prestigioso medio de comunicación. En algo tenemos que ocupar los posgrados que hemos hecho en Harbard y Yhale.
Retomemos la tesis que lanzó a la opinión pública, el gran Bayardo Arce hace unos días. Su propuesta (informal) era conseguir hombre noruego, porque su riqueza era mayor que la de un gringo. Esto, en un foro sobre oportunidades laborales, ante un público universitario.
Inmediatamente solicitamos a nuestro departamento de investigación socio-económica que averiguara cuánto tiene realmente un noruego (o una noruega) para ver si valía la pena la carreta. Los hallazgos fueron excepcionalmente aburridos, como siempre, pero igual nos gustaría compartilos con ustedes.
Resulta que Noruega tiene acumulado en su «huaca bajo el colchón» la minucia de 1 billón de dolars (eso es un uno y doce ceros, lo que los gringos llaman un trillón).
Ese chanchero, dividido entre sus 5.2 millones de habitantes da más o menos 200 mil dólares por chelito noruego. Bayardo Arce le anduvo bastante cerca con sus «ochenta mil, digo ochenta millones de dólares». Quién diría que los números son su fuerte.
¿Sigue valiendo la pena arrejuntarse con un noruego por 200 mil dólares? Yo digo que no y tengo pruebas.
Vean este video:
Un país donde se ofrece paticure y keratina para las mascotas, no necesita andar detrás de maridos noruegos. Sobre todo porque en Noruega con todo y sus millones, no ofrecen ese tipo de «servicios exclusivos VIP Platinun». Obviamente no es por palmados que no le ponen pintura de uña a los pobres perros. A lo mejor es porque raya en el maltrato animal.
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