A ver digan la verdad, ustedes también tienen a un amigo batracio #confesion

A ver digan la verdad, ustedes también tienen a un amigo batracio #confesion

Mientras ustedes me viven reclamando porque me pierdo por un par de días el fin de semana, el primo abecedario se pone la mano en la conciencia y me manda artículos tuanis para que yo pueda cenar algo más que tortillitas con Coca Cola hechiza (Big Cola pues).

El día de hoy nos mandó un reporte de su conexión directa con el reino batracio. Vos sabes, ese pariente, amigo o compañero de trabajo que todos tenemos, que se hace el ciego con los crímenes de lesa humanidad del Comandante a control remoto, Daniel «El Masacrador de niños» Ortega, pero que se infla cada vez que oye una canción de los 80. Ay sí, hacete. Ahora solo yo y el primo abc conocemos sapos en Nicaragua.

Tu dosis de viagra político, ¿va a querer?

Por UHDPQNQDSNPQNLD

Según la última encuesta de CID Gallup, el 22 por ciento de la población evalúa la labor de “Masacrin” de Bien o Muy bien.

Pues sí, aunque te parezca increíble, hay quienes creen que lo que nos ha recetado esta epidemia es algo bueno o muy bueno. Esta es la gente que te dice tranquilamente que el alza de los impuestos es solo para los ricos, mientras compran un bollo de pan con lo que antes compraban dos. Con esa gente fallan todos los intentos de razonamiento, ni te molestes en explicarles nada.

Pero lo más triste de este asunto es que, estadísticamente, por cada 100 personas con las que normalmente te relaciones, hay una probabilidad de que 22 de estas sean “sapos declarados”, o “paramilitar orgulloso”, o “rotondera a mucha honra”, o “viejita que no recuerda en que ruta venía”, o todas esas cosas juntas.

Por tanto, es muy difícil que no tengas tu “karma ortegamurillista” asignado por el poder divino de las estadísticas.

Yo tengo mi ración. Por suerte, y con una buena limpieza de redes sociales, los que me tocan son mucho menos que los 22 por cada 100.

Les voy a hablar de algunos. La mas cercana, y la que más padezco, es en el trabajo. La señora es de las que te recuerdan diez veces al día de que ella es, y será, sandinista, que nunca va a cambiar su ideología, de que ella si estuvo metida en la runga contra Somoza bien chavala, que por sus manos pasaron millones en efectivo y en joyas cuando las confiscaciones ochenteras, pero que nunca se tiro a la bolsa ni un billete de dos dólares.

Yo le he dicho que, con tanto fervor partidario y con esa honradez de monja de clausura de la época medieval, porque entonces no se va a trabajar al gobierno, que buena falta le hace gente que les crea y que no robe. Pero la susodicha será clavada al comandante pero no pendeja; su respuesta es muy clara: ya les trabajó mucho en el pasado, está clara que allí sobreviven solo los mas arrastrados y ella si que no se va a ir a asolear a una rotonda; pero eso no le quita lo sandinista, y bla bla bla…..patria….bla bla bla….zekeda…..bla bla bla….y que ni opción tenemos los de la derecha…..bla bla bla….y que cualquier cosa le escribe directo a la Rosario.

Otra asignación estadística me ha llegado en forma de grupo de watsap. Acepté alegremente, antes del 18 de abril del 2018, ser parte de un grupo que formaron gente que conocí hace más de 20 años. Nada más estalló el asunto muchos se pusieron ofendidísimos con estos “chavalos hijos de puta” que osaron enfrentar al comandante. Yo tiré mis tres o cuatro frases de defensa de los derechos de los jóvenes a querer un mejor país, etc., etc., etc.……cayeron sobre mi como hienas hambrientas. Y empezaron a salir algunos del grupo sin decir nada. Yo me mantengo, no pongo ni corazoncitos rojos latiendo de amor, pero es mi forma de saber que circula en las redes sapas y ver como piensan, cuando piensan, y si es que piensan.

Los mas activos de este grupo tampoco le trabajan al gobierno, y tampoco han andado en primera fila en su defensa. Son cada una de estas dos personas una contradicción que camina sobre dos pies (¿o saltan sobre cuatro patas?). Una le trabaja a una empresa cafetalera, puro y duro sector privado enemigo del pueblo. El otro le va peor, es un migrante que trabaja en la construcción en Costa Rica; es decir, un tipo que no alcanzó ni en el proyecto político que defiende lleno de fervor.

Podría poner más ejemplos, pero me quedo aquí. ¿Cómo les ha ido a ustedes con el per cápita sapero que por ley estadística les toca? Cuenten sus experiencias en los comentarios, no les puedo creer que sean tan suertudas y suertudos que no tengan cerca una motivación de este tipo para no desmayar en la lucha de sacar del poder a los reyes batracios.

Y si de verdad no tienen su ración sapa cerca, ¡búsquenla¡, esa gente le da a uno unos ánimos, son como el viagra de la política, pero con efecto más rápido y duradero.