Queridos presos políticos, 3 palabras para ustedes: ¿Por qué? y ¡Gracias!

Queridos presos políticos, 3 palabras para ustedes: ¿Por qué? y ¡Gracias!

¿Vos sabes por qué Daniel «El Masacrador de niños» Ortega no libera a los presos políticos? Por miedo. Todo mundo cree que son su moneda de cambio para pedir la amnistía para él y sus reales (primero, y después si se puede, para sus paramilitares). Pero no, conociendo al Comandante por Control Remoto que va con 67 guardaespaldas al inodoro, es más que cualquier otra cosa, miedo.

La lucha por la libertad de Nicaragua se está dando en las cárceles

Ya aburro con este tema, pero es que así es. Hoy volvimos a ser testigos, cuando unos rehenes de Masacrín trataron de sublevarse contra los terroristas batracios que los tienen de rehenes en el pabellón 16 de la cárcel Modelo.

Del valiente altercado, un ciudadano (estadounidense, por cierto) fue herido y muerto: Eddy Montes Praslin. Bueno, eso es lo que sabemos verdad, porque Masacrín es bueno a esconder muertos y heridos. Imaginate que todavía hay como mil desaparecidos del año pasado que nadie sabe qué pasó con ellos (un oficial de la Policía Sandinista confesó que la mayoría están muertos).

El comunicado del reino batracio dice que 6 sapitos también resultaron heridos. Seguro fue don Eddy que golpeó salvajemente a la media docena de paramilitares, hasta que uno, no tuvo más remedio que dispararle en defensa propia. Pobre paramilitar, ojala el Komandante lo sepa premiar.

Ya hay rumores sobre más heridos, pero hay que esperar para confirmar. Tal vez la Cruz Roja Internacional (que estaba ahí en el momento de los hechos) sirve para algo y nos cuenta mañana.

Lecciones de patriotismo y valentía

Cada vez que hay uno de estos «eventos» en las cárceles de Nicaragua, yo vuelvo a pensar en lo cobarde que soy. Porque una cosa es que te agarren en una protesta y sin andarlo buscando salgas premiado con ser rehén de Masacrín. Sí, todos conocemos el riesgo, pero no es seguro que te agarren.

Pero otra es que estando preso, bajo tortura permanente y sin ninguna posibilidad de capearte la respectiva repartición de «paz y amor» que recetan los paramilitares, digas, voy a protestar contra Masacrín.

¿Te imaginas? Yo no.

La verdad, no me veo levantándome de dormir en el piso, cobijado con una sábana de cucarachas, desayunando machigüe, con un refrescante ambiente de 42 grados, sin ventanas, en calzoncillo curtido, con el gran tufo porque se rebalsó el hoyo en el piso que vos ilusamente llamas inodoro, todavía adolorido por la cachimbeada que te dan todos los días por simplemente existir, pensando, «ve, mucha pasividad ya, debería hacer algo por Nicaragua».

No fregues, ni estando en mi casa, durmiendo en mi cama, desayunando gallopinto y con el abanico en frente, se me ocurre ir a protestar a un lugar donde sea difícil que me agarren los paramilitares. ¿Por qué esta gente lo hace?

La deuda sigue acumulando intereses

Lo que quiero decir es que estar preso nadie lo busca y simplemente te pasa por andar una bandera azul y blanco (en la Nicaragua sandinista de Daniel Ortega). Pero lo que viene después: asumir las consecuencias de no aceptar el cuento Disney que los torturadores quieren obligarte a que firmes y ponerte a protestar sabiendo que inevitablemente vas a terminar en un hospital o en el cementerio, esas sí son opcionales.

Es por eso que reitero, Nicaragua está super enjaranada con todos los presos políticos que desde el año pasado son los únicos que se le paran al Masacrador de niños en su cara. Y cada día que pasa, esa deuda se vuelve más grande. Para el 2o21 vamos a deber más que la Suyén Cortez al Gallo más Gallo.