Redes sociales: Haciendo súper fácil conectarse en línea y súper redundante conectarse en vida real

Redes sociales: Haciendo súper fácil conectarse en línea y súper redundante conectarse en vida real

¿Cuándo fue la última vez que tuviste una conversación con un broder donde escuchaste algo que no habías leído antes? Ese es el problema con las redes sociales y el Internet, sabemos demasiado (o creemos saberlo). Nuestro mundo real se ha vuelto una copia del digital y no al contrario como pensamos.

Sin notarlo hablamos en hashtags y agregamos arrobas a los nombres. No tomen este post como odio a las redes sociales, en realidad me encantan y hablo o escribo mucho al respecto. Adoro vivir conectado a Internet desde mi iPhone leyendo blogs o chateando en Whatsapp. Hace poco escuché en un comercial «Dicen que somos adictos a chatear, pero realmente somos adictos a las personas con las que chateamos». Suena bonito, pero cuando pienso en la horda de adolescentes que viven como «niño burbuja» dentro de sus teléfonos asusta. La compañía, claro, no está en el negocio de educar personas sino de vender servicios.

Experimento social

He «muerto» en cinco redes sociales. Dejé Miso, Foursquare y Tumblr. Jamás utilicé mi Pinterest o Instagram, nunca me parecieron necesarios. Y finalmente, suspendí mis cuentas en las dos redes que consideraba indispensables para vivir: Facebook y Twitter.

Aún se de mis amigos cercanos y de los temas que me interesan, inclusive más que antes, pues, para saber de ellos debo llamarles y hablar o hasta invitarlos a almorzar. Para mi ahora eso vale más que un «Me Gusta», un inbox o un FAV en Twitter. Tampoco he dejado de conectarme a Internet desde que abro los ojos cada mañana pero ya no consumo información irrelevante, gracias a ese cambio poco a poco estoy llegando al punto de aprender, sorprenderme e interesarme al tener conversaciones.

No estar en las redes me deja además con más tiempo libre, y no siendo una persona orientada al deporte puedo leer más, finalmente tengo tiempo de terminar series en Netflix, ver esa película indie que me recomendaron hace un año y terminar juegos de Playstation que dejé a medias por Twittear como contratado. Quizás no suenen como las actividades más contrastantes con estar sentado viendo Facebook en la pantalla, pero si me llenan más que ver una foto de un almuerzo con filtros de Instagram o leer tweets de desamor de alguna chavala.

Aburrimiento = Creatividad

Cuando conocí a @BertaValle en 2011 mientras hablaba sobre privacidad en Facebook en el programa Primera Hora (video), me compartió el artículo «Un tributo al aburrimiento, el padre de la creatividad» en el se detalla como uno de los problemas en los tiempos modernos es que nunca estamos aburridos, no hay tiempo para ello. Tenemos más entretenimiento e información de lo que podemos consumir. Con el celular en la cara todo el día y si bien nos une a grupos según nuestros intereses, nos hace perder lo que nos hace únicos: nuestra identidad. 

La tecnología es seductiva cuando lo que ofrece satisface nuestras vulnerabilidades humanas. Somos solitarios pero temerosos de la intimidad, las conexiones digitales ofrecen una ilusión de compañía sin las exhaustas demandas de una amistad real. Nuestra vida «conectada» nos ha permitido así escondernos los unos de los otros cuando preferimos escribir que hablar.

Mi intención no es hacer ver a las redes sociales como algo negativo, pero se nos ha empujado tanto a tomarlas como parte de la vida propia que es fácil perder el equilibrio entre tu vida en Internet con tu vida real.

Solos-acompañados

facebook

Las conexiones en línea surgieron originalmente como un substituto para la comunicación cara a cara considerando que fuese imposible por términos de distancia. Luego dejamos de hablar por falta de tiempo: ¿Para qué llamar si podés enviar un mensaje de texto? y los SMS se convirtieron en el medio más popular para hacer llegar un mensaje, esperar una respuesta o confirmación se volvió irrelevante. La teconología nos facilita comunicarnos cuando la prioridad es dar nuestro mensaje, sin esperar respuesta, y tener el control de poder terminar la conversación cuando lo deseemos.

Estoy seguro que volveré a utilizar Facebook y Twitter en algún momento, pero estaré satisfecho de saber que puedo entrar y salir de ellos por mi propia voluntad. Algo que en el día a día olvidamos al estar «solos-acompañados» dependiendo más de la tecnología que de nosotros mismos. Mientras tanto estoy seguro que el mundo de Internet podrá arreglarselas sin mis tweets y fotos sin filtro.

¿Cómo saber si necesitás «desintoxicarte» de las redes sociales?

Hay un par de sintomas para saber si necesitás salir un rato al mundo real, veamos…

  1. Hablás en tweets: Si alguien te pregunta sobre tu fin de semana y vos respondés en 140 caracteres o menos.
  2. Parálisis del dedo gordo: Si experimentás algo satisfactorio o querés dar la aprobación de lo que sea y levantás tu pulgar indicando «Me Gusta»
  3. Depresión del Retweet: Si visitás constantemente tu propio Twitter y te sentís mal si no has recibido suficientes retweets.
  4. Reír como gato de Internet: Si al reirte decís LOL.
  5. Llenarte de cuentas: Si creás una cuenta en cada nueva red social que se empieza a hacer popular aunque jamás le das uso.
  6. Complejo offline: Si al salir olvidás tu celular y no disfrutás nada lo que haces al no poderlo compartir en tus redes.

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