Pijamada Asesina

Bueno, admitámoslo, la mayoría de nosotros ya no somos de la era de la pijamadas. Pero nuestros sobrinos, hermanitos o vecinos pequeños hacen estas reuniones nocturnas con mucha frecuencia.

Les cuento que lo que iba a ser una divertida y sana fiesta de pijamas para niños de entre 12 y 14 años en Brisbane (Australia) se convirtió en una terrorífica pesadilla.

Todo iba bien hasta que cerca de la medianoche alguien llamó a la puerta de la casa donde los chavalos, sin ningún adulto a la vista, celebraban el evento. Para saber lo que paso en leer más.

Con cautela abrieron y se encontraron con Brett Hayes, un vecino de unos 50 años. Hayes les pidió a los niños que algunos de ellos por favor salieran con él “a dar una vuelta”. Obviamente, los niños dijeron que no y le tiraron la puerta en las narices. Para saber lo que paso en leer más.

Pero eso no fue suficiente para el tipo. Brett se fue a su casa y al cabo de unos minutos volvió a la puerta con un cuchillo de 30 centímetros dando vueltas a la casa y gritando que alguien de los que había dentro “tenía que morir”.

Se imaginan los alaridos que pegaron los chigüines. Así pasaron los chavalos, aterrados, unas largas tres horas.

Uno se preguntaría, ¿es que no fueron capaces de llamar a la policía? Pues sí, los chavalos llamaron a la autoridad pertinente. Pero es aquí donde las cosas se enredan un poco: mientras algunos agentes aseguran que pasaron tres veces por el vecindario sin encontrar “fuente de disturbios”, otros se disculpan diciendo que “se había dado prioridad a otros casos”.

Claro está, algunos padres piensan que lo que realmente sucedió fue que los policías creyeron que todo fue una broma de pre-adolescentes. En Nicaragua quizás no habría llegado la Policía en unas diez horas. ¿O en cuanto tiempo piensan?

Cuando finalmente se presentaron los chicos de azul la cosa estaba a punto de ponerse violenta. Un enojado Brett seguía blandiendo su cuchillo y no atendía a razones. Los policías tuvieron que advertirle tres veces que dejara en paz a los chavalos, pero lo único que consiguieron fue que el vecino se abalanzara sobre una de las oficiales. Fue entonces cuando se decidieron a actuar…  y pegaron un tiro al tipo en la ingle.

Ahora Brett está en el hospital. Suponemos que varios padres (a los que, por cierto, tampoco llamaron los chavalos y no sabemos por qué) estarán esperándole a la salida.