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Análisis profundo (otro), sobre la Unidad que tanto deseamos en Nicaragua

Ayer Juan Carlos resumió muy bien los acontecimientos de las últimas 24 horas -leer «Y entonces, nada cambió (un reporte especial sobre los detalles de la Unidad)»-. Lo hizo canalizando el sentimiento de frustración que la mayoría de nicaragüenses sienten cuando se habla de la aparentemente imposible unidad contra Ortega. Yo, que soy ser humano come gallopinto y que también siento la frustración generalizada, reacciono de diferente manera. En vez de desahogarme contra los obstáculos, busco soluciones alternativas. No tan perfectas como las que quisiera, pero más factibles. Mi filosofia es «lo perfecto no puede ser enemigo de lo bueno». O en este caso (a como estamos en Nicaragua), lo super malo, no puede ser enemigo de lo super mega malo.

Aja pues, tío Bacanalnica, despapayate

Si escuchan las dos últimas conversaciones que hemos tenido en el podcast de Bacanalnica, notarán mi insistencia sobre el enfoque ideológico para entender el impasse que prevalece en la oposición de Nicaragua. Cualquiera diría que de tanto oír a Daniel «El Masacrador de niños» Ortega, estoy retrocediendo a la mentalidad de la Guerra Fría, cuando todo era visto en dos colores: comunista o capitalista.

Pero no. La Guerra Fría es la época más estúpida de la civilización humana (hazaña para nada fácil, tomando en cuenta que hay mucha competencia), por algo Masacrín se siente como en casa cuando recuerda lo que él considera sus años dorados. La derecha e izquierda de la que yo hablo no es un sistema económico (o político) contra el otro. Tiene algo de ello, inevitablemente. Pero no es lo que define mi argumento.

La izquierda y la derecha, en la Nicaragua de 2021

Hoy voy a hacer un esfuerzo por explicar mejor a lo que me refiero con izquierda y derecha. Mis colegas con PHD en Ciencias Políticas o Sociología, van a fruncir la cara porque seguro voy a tropezar con conceptos que deben estar establecidos desde hace siglos y que yo voy a charrulear con analogías poco chistosas. Ay me dispensan, pueden comentar abajo las correcciones. Tal vez por fin se animan a aportar soluciones científicas a la situación. Y tal vez, por fin alguien los lee.

Empecemos pues. Boten el chicle y cierren los ojos. Piensen en un pariente. O un vecino. El único requisito es que sea alguien de Nicaragua. Preferiblemente sin sangre batracia.

¿Ya tienen a esa persona en mente? Alguien a quien conocen bien. Al punto que podrían adivinar lo que va a pasar por la mente de esa persona cuando digan lo siguiente:

«Fulanito, soy musulmán»

Todos los que nos criamos en Nicaragua (sí, TODOS), tenemos un prejuicio que inmediatamente pasa por nuestra mente cuando escuchamos algo así. Los más progresistas, descartamos el prejuicio, porque conscientemente hemos cambiado lo que aprendimos en nuestros años de formación.

Otros, los más conservadores, probablemente no descarten por completo ese «modo de pensar tradicional nica» (después de todo, eso es lo que significa ser conservador) y muy sutilmente cambien el concepto que tienen de la persona. No estoy diciendo que la van a odiar o que la van discriminar. Simplemente, va a cambiar, porque para ellos la connotación religiosa pesa mucho en su forma de ver el mundo.

Podemos cambiar la parte de musulmán con otra etiqueta. Hoy en día sobran.

«Hola, soy homosexual». «Hola, soy ateo». Así, hasta que llegas a temas más delicados como el aborto, el matrimonio igualitario o el machismo.

Generalmente, los más jóvenes van a ser más «flexibles» y los más viejos van a ser más … «firmes» en su modo de pensar. Pero no es regla. He conocido muchos chavalos conservadores.

Ser conservador no significa ser intolerante

Ahora bien, como dije, ser conservador no significa ser fascista ultra derecha mata feministas. Es más, mi experiencia es que en su mayoría son personas educadas, respetuosas y saben que antes de la acción, hay un límite de tolerancia que es mejor no cruzar. A menudo, es hasta que llegas a esos temas delicados (como el aborto) que te das cuenta a qué lado está ubicada la gente.

Pero no nos enredemos, en Nicaragua, la gente conservadora (de derecha) es mayoría. Y uno, como progresista, por mucho respeto que le puedan tener, se siente abrumado. En constante desventaja.

Es complicado ser tan absolutistas con estos conceptos tan abstractos. Pero ayuda entender que como estamos hablando de seres humanos, siempre hay matices. Por ejemplo, a pesar de la aparente radicalización de las «tribus» que vivimos hoy en día, es relativamente fácil encontrar puntos comunes entre ambos grupos. En Nicaragua, me viene a la mente una coincidencia universal que trasciende estas «ideologías» dizque obsoletas: querer que Masacrín se vaya (alv). Es cierto, todos queremos eso.

Así mismo, si seleccionamos a dos personas representantes de cada lado, con algo de paciencia podemos encontrar posturas personales que van a contradecir sus respectivas tribus. Pero eso no prueba que las históricas izquierda y derecha ya no existen. Y lo puedo probar.

Prueba que sos de derecha

Holanda es un país progresista. Ahí las leyes se han flexibilizado tanto que es posible el aborto, la eutanasia y la venta de drogas recreativas. También existe el matrimonio igualitario y la religión tiene cero o poca influencia sobre el pacto social. ¿Te gustaría que Nicaragua fuera así? ¿O preferirías que una de esas cosas no viniera?

¿Te pareció un ejemplo muy lejano? OK, dejame tratar de acercarlo un poco más.

Se dice que la Iglesia Católica es un poder fáctico en Nicaragua. Es cierto, como organización están en capacidad de influenciar a toda la sociedad nicaragüense. Porque la mayoría de los ciudadanos los escucha y confía en ellos. El Gran Capital (en este caso representado por el COSEP) es otro poder fáctico. Por razones diferentes, pero lo es. Si vos estas en contra de esa realidad y quisieras que cambiarla, pues te ubicas más a la izquierda de los que aceptan esa realidad como natural y no tienen como agenda buscar que eso cambie.

Con ejercicios como este, poco a poco vas viendo que si bien, ser de izquierda o de derecha no es determinante en la lucha para destronar a Daniel Ortega, sí tiene peso a la hora de pensar en soluciones, alianzas, estrategias e incluso tácticas. Lo cual me lleva al punto más importante de toda esta discusión.

Simio no mata simio

Es de esperarse que personas con afinidad en su forma de ver el mundo, se junten. Está incrustado muy profundo en el cerebro humano, la proclividad de formar una tribu. Y con la tribu vienen los símbolos, los dogmas, las manifiestos, etc. Las feministas quieren erradicar el machismo (entre otras cosas) y usan el color morado para identificarse. Las personas (casi siempre conservadoras) que acusan a las feministas de feminazis, no es que defiendan el machismo, pero se resisten a esa otra serie de cambios (directos o indirectos) que la erradicación del machismo trae consigo. O por lo menos, así lo ven ellos, que están relacionados.

¿Ves como los paradigmas dizque obsoletos, de izquierda y derecha, están vivos y muy presentes en el escenario político de Nicaragua? Podrán no ser importantes para vos, pero sí existen y son los que han dado forma a los bloques que actualmente buscan como sacar del poder a Daniel Ortega.

En la Unidad Azul y Blanco hay una serie de organizaciones (tribus), cuya única agenda es cambiar un poco (o mucho) la sociedad nicaragüense. Para mencionar a algunos, están las feministas, un grupo pro derechos de la diversidad sexual y por supuesto, Unamos (antes MRS), quienes se autodefinen como progresistas. No es casualidad que esos grupos no están el bloque de la Alianza Ciudadana.

Conclusión gratis (por fin)

El primer paso para resolver un problema es aceptar que existe e identificar su naturaleza.

En Nicaragua hay dos bloques de oposición. Uno Centro-derecha, otro Centro-izquierda (espero que a estas alturas ya ha quedado claro que no estoy hablando de socialistas y capitalistas).

El bloque Centro-derecha no quiere una alianza de «tú a tú» con el bloque Centro-izquierda.

El bloque Centro-izquierda por otro lado, sí quisiera una alianza en igualdad de condiciones con el bloque Centro-derecha.

La buena noticia es que una vez identificado el problema, se puede llegar a una solución. Después de todo, ambos bloques dicen que sí quieren la unidad. La mala noticia es que hasta ahora, ninguno de los dos está dispuesto a ceder.

El bloque Centro-derecha basa su testarudez en la hipótesis de que Nicaragua es en su mayoría conservadora (lo cual, como dije antes, es cierto). El bloque Centro-izquierda alega que ellos también han sufrido los embates de la dictadura y que también han participado en todas las trincheras de esta lucha desde el 2018 , e incluso antes (lo cual también es cierto). Es como ver a tus vecinos peleando por una mesa, el hermano mayor dice que la mesa es redonda y el menor le grita que es blanca. Sacá la mecedora y llamá al Canal 10, ese pleito va para largo y puede que termine en tripa salida porque nunca se van a poner de acuerdo.

Yo ya expliqué en otra ocasión lo que podría ser un escenario viable (leer «El oscuro secreto de por qué no hay unidad en Nicaragua»), así que no voy a repetirme. Además, no soy el Papá de toda esa gente como para que me hagan caso. Busquen entre ustedes una salida, otra, cualquiera. Yo recomiendo empezar por reconocer que unos están a la derecha y otros a la izquierda, y que eso sí importa. Seguir haciendo caso omiso a esta realidad, no es que nos aleje de la unidad. Más bien nos aleja de empezar a discutir cómo vamos a llegar a la unidad.

Algo ha quedado claro después de que se han chorreado toneladas de odio en Twitter y Facebook es que así, con esa «estrategia», no se va a superar el impasse.

Ya para qué, ahora vamos cada quien con su bloque

Ir cada quien con su bloque, pareciera que ese es el camino a seguir, queramos o no. Como el bloque Centro-derecha sabe que Nicaragua es más inclinadita a su lado, su apuesta es que a la hora de la hora, el voto mayoritario se va a ir acomodando en su casilla. Sobre todo porque eventualmente van a comenzar a caer los endosos de los poderes fácticos (los reales del capital, el apoyo tácito de la Iglesia, etc).

Más o menos eso fue lo que dijo mi tío Arturo en el Canal 10:

Para que ese plan se haga realidad, tienen que pasar muchas cosas. Empezando por la transferencia de cualquier capital político que hasta ahora haya acumulado el bloque Centro-izquierda (porque recordemos, ahí también hay grupos que no son de izquierda que sí tienen capital político). Dicho de otra manera, Medardo y su facción del Movimiento Campesino y Félix, con su gran popularidad, tienen que abandonar el barco de rayas anaranjadas y pasarse al otro lado.

Porque tenemos que aceptar, que así como es cierto que la derecha es mayoría en Nicaragua, también es cierto que no basta con aparecer en la boleta para que todos los que piensan así, vayan a votar. Esta es una apuesta peligrosa. Tan peligrosa, que mejor hacemos una lista:

  1. Porque no veo a Medardo y Félix pasándose (dos de las candidatos más populares).
  2. Porque los que quisieran la unidad incondicional de los dos bloques, usan su voz para mermar el capital político del bloque Centro-derecha.
  3. Porque los medios independientes, ven a un responsable de poner tantas trabas y no pierden oportunidad de señalarlo.
  4. Porque es del interés de Daniel Ortega, que ningún bloque sobresalga y tiene mil herramientas para evitarlo.

Cuatro razones que pueden convertir al bloque Centro-izquierda en una «opción atractiva» para sacar a Masacrín. No tiene que convencernos a todos, basta con que convenza a una buena parte de los que iban con el otro bloque.

Así que sí es posible que se repita el escenario del 2006. Sobre todo porque en Nicaragua, la abstención es vista como una posición política válida y hasta muy noble.

(Aquí es la parte donde Masacrín se ríe)

La maldita abstención. Como si eso alguna vez haya resuelto algo.

Conclusión de la conclusión

A estas alturas me doy cuenta que esta nota debió tener parte 1 y 2, tipo el último Harry Potter. Voy a tratar de resumirlo en una línea:

Todavía se puede la unidad, pero algo (o mucho) tiene que cambiar. Si seguimos así, lo más seguro es que quedemos en las mismas, esperando que el animal muera de viejo.