Cuando alguien escriba el libro de Petipua Moncada, va a tener un gran problema escogiendo la cagada más épica de este absurdo personaje. Hoy por ejemplo, brindo una de las actuaciones más memorables en lo que a catástrofes se refiere. Con mucho talento logró quedar mal con los batracios, con los azul y blanco, y de paso, echarse en el saco el Diálogo.
Vale la pena que vean toda la entrevista, pero si son ejecutivos como yo, que no tengo tiempo y en el Helicoptero no hay wifi, te dejo el tuquito que más me gustó:
Petipua Moncada otra vez se traba tratando de defender a su patrón Ortega pic.twitter.com/uto6Y2TTZ8
— Bacanalnica.com (@Bacanalnica) March 29, 2019
Obviamente lo que dice el Petipua es retórica, está claro. Si no, Masacrín no le tendría sentado en el Diálogo con la Alianza, mientras suelta a los rehenes y platica con la OEA sobre elecciones. Pero no deja de ser problemático ir de tapas flojas a hacerse el arrecho al programa más visto de Nicaragua y decir que nada de elecciones adelantadas.
A la Alianza no le gustó la entrevista
Al punto que hace un rato la Alianza dio un ultimatum al gobierno: que tiene hasta el 3 de abril para aceptar lo que se supone que nunca aceptaría.
También recomiendo verlo completo, sobre todo las respuestas a los batracios.
¿Y ahora Petipua? Al patrón le va a tocar hacer el cuadro delante de todos los batracios por tu culpa.
Pero ¿Queremos realmente elecciones adelantadas?
Yo sí, pero tengo miedo. La UNAB acaba de elegir a un consejo político de 12 miembros, que en un país normal se podría ver como el inicio de la formación de un partido político opositor. Pero en Nicaragua no es más que gasolina para el fuego de las críticas y diferencias.
Pero incluso, aunque fuera todo sin pleito, hay todavía mucha caña que moler. Para que se den una idea, les voy a compartir un fragmento del escrito del primo X. Agárrense duro, que el camino es de adoquines y está lleno de hoyos:
El país celebra elecciones. El FSLN pierde por un amplio margen, pero recibe 30% de los votos. No es la sorpresa de 1990, pero entre los partidarios, no es menor la indignación. Este es el triunfo de la intervención, del sabotaje de la “derecha”, y de la deserción de traidores. En medio de la cólera y el miedo, el comandante sigue siendo, al menos por ahora, la única garantía confiable de que no serán arrasados, despedidos de sus empleos o perseguidos legalmente. Comienza para todos en la lucha política un período de incertidumbre diferente, en que los límites del poder de cada grupo no están claramente delineados; los actores se mueven como en medio de la niebla y chocan, a veces retrocediendo, a veces haciendo retroceder. La bruma es más densa, más peligrosa, para aquellos que aspiraban a un final de obra diferente, y han quedado relegados a espacios más estrechos: los grupos que en su momento propusieron revolución democrática. Ellos son los primeros en descubrir en la oscuridad el perfil duro de lo que ha sobrevivido al cambio: los intereses del Ejército, los intereses de los grandes capitales, que ahora incluye a los herederos del FSLN, la cultura de violencia, ahora practicada selectivamente y desde el secreto. Hay espacio en la superficie para la expresión y organización de una agenda de reformas democráticas, pero el establishment se ha asentado, han hecho las paces muchos que se vieron en aceras opuestas mientras duró la crisis del orteguismo. El discurso alrededor de la moderación y la constitucionalidad se extiende, y la marginación de los “radicales” se practica más a través del silencio que de la represión.
Epílogo—Un nuevo país emerge, un país dentro de cierta “normalidad” semidemocrática, o más bien semiautoritaria, en la que ciertos grupos, particularmente el Ejército, mantienen poder de veto, en el que reformas necesarias para la libertad y la equidad colisionan en minutos con los intereses dominantes, a veces de manera mortal, mientras la historia oficial y la de los notables narra la gesta de la democracia como tarea casi completa, como gesta de ayer, obra de la prudencia, la tolerancia y la sabiduría de los patriotas que consiguieron la transición a través del diálogo; aunque la historia real, la historia que algún día sea enseñada a los niños—vive la esperanza–diga que ese fue apenas el comienzo de la lucha por la democracia.
Si quedaron con ganas, pueden leer el resto de la película distópica aquí.
Prix, el futuro es incierto, tenemos los recuerdos tenebrosos de lo que es Daniel gobernando desde abajo, los acuerdos del gran capital con quien sea que le den estabilidad y prosperidad en sus negocios, los intereses del Ejercito etc, la tarea no es fácil, es cuesta arriba y llena de trampas, pero la política en este país toco fondo y es urgente un cambio que nos abra la posibilidad de construir la patria que queremos, hay gente con capacidad para lograr llegar a esa meta. Esta claro que no es a corto plazo, es necesario luchar muchos años para borrar la política de pactos entre cúpula para beneficio propios y la corrupción en todos sus niveles. Se necesita un nuevo liderazgo que no salga de los políticos de siempre, un liderazgo de gente nueva dispuesta a asumir este gran reto, con mas posibilidades de fracaso que de triunfo, pero a como te dije con una pequeña probabilidad de convertir esta patria en lo que muchos soñamos, el reto ahí esta, estoy seguro de muchos están dispuesto a asumirlo, nuestra juventud guiada por gente de experiencia que logren ser inteligentes y capaces para enfrentar los problemas y resolverlos de la mejor forma. El fracaso esta en no comprender la tarea titanica que implica lograr el cambio y la construcción de la nueva patria y en entender que para lograr este objetivo TODOS tenemos que trabajar en ello. Fracasaremos en el instante que renunciemos a la pequeña probabilidad de lograr construir la nueva Nicaragua…