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El resumen del discurso de Daniel Ortega en el aniversario de Sandino

Hasta los muertos tienen que esperar por Daniel Ortega. El domingo 22 de febrero se cumplieron 87 años del asesinato de Augusto C. Sandino, el hombre que le dio su apellido al partido rojinegro. Pero ese día, el Comandante todavía estaba indispuesto. Apenas tuvo energía para caminar hacia el mausoleo, flanqueado por su Vice Dictadora y algunos sancionados. Allá en la eternidad, el General tuvo que esperar 24 horas a que el galón de tiamina que me le meten al comandante haga efecto. No fue sino hasta el lunes 23, que tuvo energía para hablar en público. ¿Ustedes creen que es chiche, pasar 40 días horizontal, y de un día a otro tirarse un ejercicio de oratoria nivel Fidel Castro?

Pues, no es difícil, cuando reciclas el mismo discurso de siempre, y solo metés una que otra mención de un problema contemporáneo. Pero para que ustedes no quemen una hora de su valiosa vida, me tiré el discurso enterito para hacerles el clásico resumen de Bacanalnica. De nada. Créanme, nunca podrán pagarme el favor. Ni lo intenten.

Mi archi-enemigo favorito

La «Vieja Arrimada» © (Copyright Bacanalnica) aprovechó la efeméride para hacer de telonera. Mejor eso, que hablar al final, ante un pseudo-periodista, mientras la gente se va huyendo de la plaza. La Vice Dictadora saludó a los presentes, habló por 12 minutos y no dijo nada. Mientras tanto, Camila, «el pisa papeles humano» Ortega, sostenía el naipe de papeles para que no se fueran volando. Fue como sus monólogos diarios, pero sin decir adonde pusieron adoquines ese día.

Bla, bla, bla…

Ya en posesión de la guitarra, el Comandante Cámara Lenta no perdió tiempo en invocar a su archi-enemigo favorito: «el imperio yankee». Claro, fue la Guardia Nacional, comandada por Anastasio Somoza García, la que asesino a Sandino. Las tropas norteamericanas se habían retirado dos años antes, en 1932. La persistencia de Sandino, y la efectividad de sus técnicas de lucha guerrillera, contribuyeron a la salida, pero también los efectos de la Gran Depresión sobre la economía norteamericana, y el desgaste político de la aventura intervencionista entre los legisladores en Washington, que no querían seguir gastando plata y sacrificando soldados…Pero claro, el Comandante no se va a meter aclarar esas sutilezas.

Entra Stalin, por la izquierda…

Y aquí, en un danielazo de esos que quitan el aliento, saltamos al final de la II Guerra Mundial, y como Estados Unidos dejó caer bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Como el burro que por error toca la flauta, aquí el Comandante saca una mancha negra innegable en el expediente de EE. UU., pero rapidito nos recuerda cuan antojadiza es su relación con la historia de la humanidad, lanzándole loas a Stalin.

¿Me extrañaba, Comandante?

No, no ese Stalin.

Este Stalin.

El «crush» rojinegro

El Comandante se queja de «las potencias imperialistas», pero no incluye en ese grupo a la Unión Soviética, que también tenía su propia agenda expansionista, que atentaba contra «la autodeterminación de los pueblos». Si no me crees, pregúntale a Ucrania, Polonia y Checoslovaquia.

«Ya conocemos la Historia, pero la Historia no se puede olvidar, no se debe olvidar, precisamente porque desgraciadamente esas Historias se repiten. Y se repiten mientras en el Mundo tengamos Potencias Imperialistas, y sobre todo tengamos esa gran Potencia Imperialista que son los Estados Unidos de Norteamérica, que se dice el País, la Nación más respetuosa de los Derechos Humanos, la Nación, el País más puro y limpio del Planeta.»

Daniel Ortega, Acto de Conmemoración del 87 Aniversario de la Muerte de Augusto C. Sandino.

Disculpen los errores de ortografía y gramática. Esa es una cita exacta de la transcripción oficial del discurso de Ortega. Ni sus empleados saben escribir.

Alianza, por no decir tregua

El Bigote que Divaga nos lleva de paseo a la II Guerra Mundial porque quiere justificar una propuesta indecorosa que tiene para los Estados Unidos. Pero pronto llegaremos a eso. En este momento del discurso, Hitler arrasa Europa, y solo una gran alianza puede detenerlo.

«Stalin, que estaba al frente de Rusia, no dudo, porque era una persona inteligente, porque había Sabiduría que trascendía las profundas contradicciones y choques que habían tenido, no dudó en aceptar la Alianza.

Daniel Ortega, Acto de Conmemoración del 87 Aniversario de la Muerte de Augusto C. Sandino.

Entre guerras, persecución política y hambrunas, Stalin puede ser responsable de hasta 20 millones de muertes, pero ese número no sirve al argumento del Comandante: el imperialismo yankee es malo, y esta en mi contra. Ergo, yo soy bueno. Pero vamos hacer una alianza con ellos, porque ahorita tenemos que enfrentar juntos un mal mayor.

Le voy a hacer el favor a los Estados Unidos de aliarme con ellos…

El «Hitler» de nuestro tiempo

Y aquí entra el coronavirus. El Comandante habla sobre el impacto de la pandemia, y como la distribución desigual de la riqueza en el mundo pone en peligro a los países pobres. Este es un problema real – el burro vuelve a sacarle una buena nota a la flauta- pero para variar, sus argumentos son torcidos para acoplarse a su visión binaria del mundo. Según Ortega, los países ricos de Europa. y Estados Unidos, producen y acaparan la vacuna, y tienen recursos para lidiar con los efectos negativos para economía.

De pasadita, menciona que entre los países desarrollados que si producen la vacuna, estamos platicando con los que conforman el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudafrica), para que nos ayuden a conseguir la vacuna. Pero claro, no hay garantías de que nos la puedan vender. Lástima, porque ya tenemos los reales para comprarla.

«Nosotros tenemos fondos disponibles para poder comprar esas vacunas, ahora es ver las condiciones que se van dando, para que Países como los nuestros puedan acceder a la Vacuna, y estamos seguros que llegará el momento en que vamos a acceder a la Vacuna.»

Daniel Ortega, Acto de Conmemoración del 87 Aniversario de la Muerte de Augusto C. Sandino.

¿Cuántos fondos? ¿Dónde están?

El Maestro de la Vaguedad no dice cuántos fondos tiene el país para comprar la vacuna, ni de dónde los sacaron, ni dónde están.

En enero, la Chachalaca Enjoyada dijo que Nicaragua contaba con 115.7 millones de dólares para comprar 7.4 millones de dosis, suficientes para vacunar al 55% de la población del país. Entonces, ¿el hermano Vladimir se echó para atrás? Y conste, nos la esta vendiendo. Parece que la solidaridad de los pueblos no le da para donarnos unas cuantas.

Pasó en el aeropuerto de Managua…

Otra cosa que no dice el Anciano Balbuceante: Nicaragua esa uno de los diez países del mundo, tan pero tan pobres, que recibirán vacunas a través del mecanismo COVAX, establecido por la Organización Mundial de la Salud para aliviar en alguna medida el efecto de las asimetrías económicas en la lucha contra el coronavirus. ¿Y saben quén es uno de los principales donantes al COVAX?

Si. Los Estados Unidos. El imperialismo yankee, con todo y su capitalismo salvaje. En diciembre del 2020, el Congreso, en un voto bipartisano, aprobó la donación de 2 billones de dólares para COVAX. Y ahora, la administración de Joe Biden prometió otros 2 billones extra, o sea, un total de 4 billones. «BILLONES», con «B» de burro.

Pero claro, Ortega no comparte esa información, porque no encaja en la narrativa que esta vendiendo. Los Estados Unidos versión «El Imperio» le sirven como némesis, son «el malo» de la película que corre dentro de su cabeza, donde él es «el bueno», a pesar de que ha instaurado una dictadura en un país que sigue siendo uno de los más pobres del mundo. Ya sabes, Somoza-Style.

El giro final

Ya al cabo de una hora, yo estaba como dopado por estos oyendo a Murmullos – «Eeeeeeehhhh….hummmmm» -, pero a medida que se acercaba el fin, como que la tiamina hacía efecto, y empezaba a hablar más rápido y más alto, casi gritando. Gesticulando con una energía nunca antes vista en en un septuagenario.

‘Está claro que la Vacuna es el arma que va a ayudar a neutralizar y contener, pero como les decía, ya en estas condiciones deben cobrar Conciencia los Países Desarrollados, que no pueden seguir actuando como han estado actuando en medio de esta pandemia, volando patadas, Sanciones para un lado y para otro…

Daniel Ortega, Acto de Conmemoración del 87 Aniversario de la Muerte de Augusto C. Sandino.

Ahi esta, pues. El meollo del asunto. Las «Sanciones». Así, en mayúscula, aunque este a mitad de una oración – otra vez, la cita del discurso viene de la transcripción oficial publicada en los medios oficialistas. Se las dejo con sus errores de origen para que no pierda el saborcito de soberbia ignorante -. Ya a mitad del discurso, había manifestado «solidaridad» con Venezuela por las sanciones impuestas por «el imperio», pero yo pensé que era una de esas digresiones que no van a ninguna parte. En realidad, ¡eran las semillas del giro sorpresa del final!

Emotivo desenlace, a grito partido

Olvídense de Sandino, la II Guerra Mundial y la pandemia. Lo más importante, lo más apremiante, es que le levanten las sanciones a la dictadura, sus secuaces y sus empresas. El dictador tiene sus prioridades claras.

Vean que patético es escudarse en una ideología, vaciarla de significado, y dividir el mundo en buenos y malos, solo para engañar a unos cuantos y ganar poder en la confusión. Nuestra historia es dura y complicada, llena de episodios tristes y violentos. Tenemos que contemplarla con la cabeza fría, entendiendo que pasó y porqué, y tratar de no repetir los errores del pasado. Empecemos por librarnos de dictadores y caudillos. Y vivamos en el presente. Espero que mi esfuerzo escuchando y desmenuzando esta diatriba incoherente no sea en vano. Le ofrezco mi sacrificio al general Sandino. Quizás algún día, se pueda rescatar su nombre de la boca de criminales oportunistas.

Rescaten a Sandino…del sandinismo