Gracias a Claro soy más culto. Y vos creías que tenían un mal servicio

Gracias a Claro soy más culto. Y vos creías que tenían un mal servicio

No lo van a creer, pero gracias a Claro y su deficiente servicio de Internet, ahora soy una persona más culta. A ver les explico:

Como muchos en Nicaragua, mi proveedor de conexión a Internet es Claro. Ellos son los únicos que llegan hasta mi casa (no incluyendo el 3G/LTE de los celulares).

Como es de esperarse, para poder contratar con ellos me rempujaron el cable por TV y la línea fija. O sino me doblaban el precio de la conexión a Internet. Porque así son ellos de lindos con sus clientes que no tienen otro palo en que ahorcarse.

La cosa es que desde hace 2 semanas, la conexión a Internet se cae cada cierto tiempo, por unos minutos. De hecho empezó cayéndose 1 vez cada 2 horas y poco a poco, con cada «reparación» se ha ido empeorando, hasta que ahora se cae cada 10 minutos.

Han venido 8 cuadrillas de reparación. O mejor dicho, siete, porque la última ya eran los broderes de la quinta vez, así que más bien nos pusimos a platicar al lado del poste lo bueno que es Claro en reparar los problemas de sus usuarios.

Diario tengo que llamar cada 2 horas, porque si me descuido, me toca reabrir el caso, ya que ellos asumen que todo está bien si uno no llama pegando gritos y lo cierran.

Pero no hay mal que por bien no venga, porque gracias a las llamadas y a las constantes desconexiones, he logrado leer 3 libros en una semana.

Empecé hojeando la portada cada vez que se me iba Internet. Ahora me leo un par de capítulos antes del medio día, mientras Claro muy amablemente me da tiempo de descanso de Internet y sus distracciones.

Por eso, gracias a Claro, hoy soy un ciudadano más culto. Ahora sólo espero que en el recibo venga reflejado esta nueva forma de prestar el servicio de Internet y así me pueda comprar más libros.