¿Qué es peor, el Chipote, la Modelo o las cárceles clandestinas? Marco Novoa opina

¿Qué es peor, el Chipote, la Modelo o las cárceles clandestinas? Marco Novoa opina

Hoy fue día de juicios. Pues como dijo el diputado europeo el sábado pasado, en Nicaragua hay más terroristas que en Siria, Irak y Afganistán juntos. Lo bueno es que los jueces de Masacrín siguen haciendo su trabajo de limpieza, para liberarnos de tantos terroristas tira chimbombas, iza banderas, canta himnos.

Dicen que al tío Miguel Mora y a la prixita Lucía Pineda, les tocó hoy una audiencia. Pero como la hicieron a puerta cerrada, no sabemos si es cierto. Para los efectos, los paramilitares y el juez bien pudieron haber estado jugando desmoche por 3 horas. No es como que alguien les va a decir algo.

No hay falla sí, porque el euro-diputado Faria se volvió a anotar un 100 sacando dos videos nuevos del tío Miguel, cuando lo visitaron en su celda:

¿Quién sabe amaestrar cucarachas? Quiero mandarle una versión resumida en microfilm al tío Miguel de los últimos 30 días de Bacanalnica. No es 100% Noticias, pero algo es algo. No puede ser que lo tengan desinformado.

Ala el tío. Sigue diciendo verdades desde la celda en el Chipote. Eso es no tenerle miedo al Masacrador de niños. Quien sabe qué le habrán hecho hoy que se hicieron públicos esos videos.

Trasladan a Miguel Mora a la Modelo y a Lucía Pineda a la Esperanza

Así es, según El Nuevo Diario, hoy trasladaron al tío Miguel a la Modelo y la Lucía a la Esperanza. No sé si eso es mejor o peor. No sé cómo es la dieta de torturas ahí, versus el Chipote. Lo que sí sé, porque lo dijo el pobre Marco Novoa, es que no hay nada peor que las cárceles clandestinas (tipo el infiernillo).

Para que conozcamos mejor a Masacrín y su gente, aquí tienen el más reciente relato de Marco, sobre su experiencia (publicado este lunes):

Desde que reviví el 31 de mayo del 2018 que salí vivo de ese infierno donde los Policías y Paramilitares eran los demonios encargados de matarme lento, fui golpeado tanto que toda mi ropa estaba llena de mi sangre sin manera de protegerme porque mis dos manos estaban atadas que ni podía sentir mi manos por tan apretado que estaba el mecate.

No quería morir como los otros que estaban conmigo que fueron embarrados de ácido en sus cabezas hasta que su piel morena cambiaba de color a blanco, después a rosado con espuma blanca y los gritos que siempre los escucho en mi sueños.

Jamas voy a olvidar el olor a carne humana quemada con ácido y mi cara con sangre y lagrimas combinado. Lloraba porque tenia mucho miedo en la forma como iba morir, Los demonios comenzaban a quitar las uñas de lo que estaban presos conmigo y estaban desnudos encadenados entre todos, comenzaban con los pies arrancar sus uñas con pinzas que hasta se veía piel con sangre en las uñas que removían. Terminaban de remover cada uña e iban con las manos.

Gritaban con ganas pero nadie podía ayudarnos solo me acuerdo sangrado si parar de mi boca, nariz y cortes en mi cara y tuve que ver todo hasta que terminaban con todos uno por uno hasta que un paramilitar decía que le daba asco verlos y saco su pistola de su pantalón y disparó al primero en su cabeza, que pringó sangre en mi cara.

Arrastró su cuerpo como un animal muerto en una calle, sin tener respeto al difunto sabiendo que era hijo de alguien, hermano de alguien y amigo. Lo puso en el siguiente cuarto, en ese momento sabía que tenia que alistarme para morirme me daba bastante sueño no sé si era la falta de sangre que perdía cada segundo pero ellos me despertaban con choques eléctricos en mi pecho que sentía que iba tener un ataque del corazón. Eso es lo que sueño todos los días.

Que no pude decirles nada a esos chavalos y me arrepiento siempre cada vez que me levanto y siento que tenia que morir con ellos. Por ellos hablé en los medios. Por ellos fui a contar a la ONU.

Cuando voy a las marchas voy por ellos porque yo sé que ellos hubieran hecho lo mismo conmigo si tuviera mis oportunidades ni sus nombres sabía, pero sus caras jamas lo olvidaré, lo tendré conmigo honrandolos por siempre. Esas 8 noches tuve mi primer ataque de corazón a los 26 años.

Esta es una historia, de más de 500.

Y esos son solo los presos. Luego están los miles de heridos y los cientos de muertos.

Pero no se preocupen, recuerden que la mujer de Masacrín nos regaló una ley de paz y reconciliación, así que un día de estos los llegarán a visitar a sus casas los paramilitares. Si no hallan de qué hablar, pueden romper el hielo con esta historia de Marco.