El misterio del diputado Francisco Sarria, un revolucionario casi tan sandinista como Daniel Ortega

El misterio del diputado Francisco Sarria, un revolucionario casi tan sandinista como Daniel Ortega

Han sido días de angustia en el reino batracio. Desde la semana pasada que supimos que al diputado Francisco Sarria lo iban a enjuiciar por su trayectoria revolucionaria sandinista, los compañeros más comprometidos con los valores del Frente Sandinista de Liberación, los paramilitares, están desconcertados.

¿Cómo es posible que el Comandante permita que sus empleados del juzgado lleven a un compañero a juicio? ¿Y por razones revolucionarias además? ¡No puede ser!

La trayectoria sandinista de Francisco Sarria

Como el Parásito Navarro, Sarria no tiene mucho de estar dispuesto a dar la vida por Masacrín. Se hizo revolucionario cuando el Hermano Soborno se pasó del PLC al FSLN en una de esas maniobras que en Nicaragua son cotidianas.

Siguiendo la senda del Comandante Daniel «El Masacrador de niños» Ortega, el diputado Sarria tiene en su curriculum una acusación de abuso sexual a una menor de edad. No era su hija, así que no es tan gallo en-navajado como Ortega. Pero algo de gallo sí es, porque su víctima es una niña con discapacidad mental. Así lo explica La Prensa a los que tienen para pagar la mensualidad:

Sarria García en el pasado ha sido involucrado en casos graves. En noviembre del año 2002 él era diputado suplente del legislador y reverendo Orlando Mayorga, del partido Camino Cristiano, en la Asamblea Nacional, cuando fue señalado del delito de abusos deshonestos en perjuicio de una joven de 16 años de edad con discapacidad mental.

Este caso fue denunciado por la madre de la joven ante el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y ante la Policía del Distrito II de Managua. Sarria García entonces aceptó en el Cenidh haber estado con la joven, negando haberla violado o cometido abuso deshonesto, sino que, dijo, fue una relación con el consentimiento de la muchacha. Sin embargo la joven era menor de edad.

El relato que hizo la joven a su madre y ante el organismo de derechos humanos, fue que Sarria García la llevó a un motel donde la intentó convencer de tener relaciones sexuales a cambio de regalarle un viaje a China y poner a su nombre varias tarjetas de crédito y dinero.

A pesar de que la Policía inició una investigación y prometió seguir con el caso contra el diputado evangélico Sarria García, en el sistema electrónico del judicial no aparecen registros de acusaciones penales contra él.

Cuando uno estudia derecho, nos enseñan que para que no sea abuso o violación, tiene que haber consentimiento mutuo. Eso es imposible cuando la otra persona es menor de edad. Es doblemente imposible si la persona además no tiene la capacidad mental para entender. O sea que al diputado sandinista solo le faltó poner PLOMO en las paredes del motel y hacer una conferencia de prensa con la Mónica Baltodano.

Mística revolucionaria por todos lados

Además de violador de menores, Sarria ha demostrado ser de mucha mística revolucionaria: es un parásito de nuestros impuestos, ha robado reales a lo descosido, miembro activo del crimen organizado, narco, torturador y asesino. En fin, hasta hace unos días, este compañero era un sandinista ejemplar y como tal, la policía sandinista no lo tocaba, tampoco los jueces sandinistas.

Pero algo pasó que lo hizo caer en desgracia con el magnánimo del reino batracio. ¿Qué pasó que fue tan serio?

Un día normal en la vida de un revolucionario paramilitar

Lo más raro es que Sarria no hizo nada fuera de lo normal en septiembre del año pasado, cuando junto a otros compañeros torturó y descuartizó a un individuo en las afueras de Managua:

De acuerdo a fuentes judiciales y legislativas, Sarria García está vinculado al grupo de narcotraficantes que están siendo acusados en los tribunales de Managua por el asesinato atroz del ciudadano Máximo Ríos, quien fue decapitado y le fueron amputados las manos, pies y oreja derecha. Las partes de Ríos fueron metidas en sacos y tiradas una parte en el kilómetro 23 y medio y otra en el 24 en la carretera Vieja a León.

¿Ven? Todo normal, un día como cualquier otro en la vida de un paramilitar sandinista.

Y es precisamente eso lo que tiene chiva a los compañeros paramilitares del reino batracio. ¿Qué hizo Francisco Sarria que no le gustó a Daniel Ortega? ¿Por qué cayó en desgracia?

No fue la robadera, ni el narcotrafico, si no Robertito José y el Chocolatito estarían hasta donde nuez. Tampoco lo asesino, torturador, porque ahí está Avellán, tranquilo. Lo de violar menores de edad, mucho menos, eso más bien lo acercó al corazón de Masacrín.

Definitivamente este es un misterio que mantendrá en zozobra a los cuadros más leales del sandinismo. Dicen que ya ni ganas de torturar tienen los pobres.