El Petipua Moncada, montado en un banco

La estrategia geo-política de Daniel Ortega para salvar la economía de Nicaragua: Sugar Daddies

Existe la leyenda que Daniel «El Masacrador de niños» Ortega es un gran ajedrecista cuando se trata de política externa. Dicen que en los 80, él le dejó a Sergio Ramirez el día a día del gobierno, para dedicarse de lleno a mover piezas y diseñar estrategias muy complejas de la guerra fría. Muchos no saben, pero el escándalo Iran-Contras, él fue el artifice. La idea le vino jugando Nintendo.

¿La crisis de Bahía de Cochinos? Él fue el que arreó los chanchos. El pequeño accidente de Chernobyl, él fue el que les dijo cómo resolverlo (vean la serie de HBO, sale con otro nombre, pero es él). El muro de Berlin, se iba a caer en el 85, pero él logró que fuera hasta el 89.

El punto es, que ahí donde lo ven, todo pendejo y con cara (y expediente policial comprobado) de Moclín, en realidad Daniel Ortega es un pone y quita reyes. O por lo menos, así se ve él. ¿Qué tan largo está de la verdad? Uuuhhh … ¿tenes una cinta métrica que mida años luz?

Ahora la cruda verdad

La verdad es que Daniel Ortega, fue, es y será, una de esas figuras insignificantes en el gran escenario mundial. Su opinión solo importa cuando es presidente y solo a países como Taiwan y Ostetia, Osbetia, Whatever-setia.

Sus grandes «amigos» han sido en realidad sus sugar daddies, porque como no le gusta trabajar, el maje ha sido mantenido toda su vida. Eso explica por qué Fidel Castro nunca fue gran yunta de Masacrín, porque uno coyote muerto de hambre y el otro forever-palmado, no había «química».

Los Sugar Daddies de Daniel Ortega

Cuando no son tus y mis impuestos los que se está piñateando, Masacrín arrasa con los petrodolares del tío Chavez o los de Muammar «El Brocheta» Gathafi. Vean esta pequeña investigación que hicieron mis primos-hermanos de Nicaragua Investiga:

MUAMMAR GADAFI, el financiador de ORTEGA

Y como todo parásito vivido que se quedó en el aire, anda buscando una nueva rama de la que engancharse.

La política exterior del reino batracio

Hay 3 cosas que son seguras en este mundo: que vas a pagar impuestos, que te vas a morir y que Daniel Ortega va a quebrar la economía de Nicaragua. Gracias a los dólares de Venezuela que nos regaló Hugo Chavez, esta vez pudo aguantar 10 años sin ese quiebre, pero ahora que la misma Venezuela está en las malvinas, podes apostar triple sobre sencillo que Masacrín volverá a tocar fondo financiero.

Por eso es que el Petipua Moncada anda en una gira de países de dudosa reputación, con un taburete y la mano extendida, viendo que recoge. Además, con nada que ofrecer, solo la fama de ser anti-Estados Unidos. Creen que porque les funcionaba en la Guerra Fría, les va a funcionar ahora. Pero así como no han logrado cascarle ni un solo rublo al maleante de Putin, tampoco han tenido gran éxito con países igual o más palmados que Rusia.

Por eso es que las sanciones de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea duelen tanto. Porque son la punta del iceberg. Como dice Bayardo Arce, si la rempujada de sanciones hace rato que se la están dejando ir a Masacrín …

Bayardo Arce reclama por sanciones internacionales

Y eso que ahorita solo es «la puntita» de sanciones, contra los individuos. El grueso, el que para el financiamiento del país, todavía está guardado para más adelante.

En el pozo y cavando, con pala mecánica

¿Pero que hace Masacrín en este escenario? Busca como enrrancharse con Irán. Como dice La Prensa «Daniel Ortega arriesga más de 4 mil millones de dólares con su peligroso acercamiento a Irán». Yo, que no sé sumar (más allá de 5, porque usar dos manos me confunde), entiendo estas matemáticas:

Mientras Irán el año pasado compró a Nicaragua 66,507 dólares en productos, Estados Unidos facturó a los exportadores locales 3,240 millones de dólares (incluyendo zona franca), lo que refleja el tremendo impacto económico si el régimen de Daniel Ortega provoca que EE. UU. adopte medidas en su contra debido a su peligroso acercamiento con la nación persa, que se ha convertido para Washington en un “dolor de cabeza” por su ambiciosa carrera armamentista nuclear.

Pero como decía mi vecino cuando me quebré la cabeza en su casa, mientras me salía el chorro de sangre: «el que es caballo, es caballo» y Daniel Ortega, en esto de arruinar la economía de Nicaragua, tiene un don especial.

Y a mi, yo sé que no debería darme igual, pero no puedo evitar pensar que mientras más rápido quiebre, más rápido se va, aunque suframos todos. Porque hasta el más batracio de sus paramilitares, el día que no tenga con que alivianarle, se acabó la mística revolucionaria.