Patria libre y … reír

Patria libre y … reír

Como país llevamos resistiendo 40 años al concubinato diabólico que nos tocó en la repartición mundial del mal. Y si, los años de “gobernando desde abajo” cuentan, sin ellos no hubiese podido existir el “todo está normal” actual.

Este es un país de sobrevivientes, aunque hayas nacido ayer ya estas sobreviviendo a la dictadura más letal que adorna a la región más violenta del mundo. Y si, en Nicaragua el gobierno ha matado más gente que nadie en el mundo desde 2018. ¡Con tantas cosas buenas que hay en este país para poner en primer lugar en el mundo! Pero hay que verle el lado bueno: si nos ha tocado “lo mejorcito para matar a su gente”, por tanto, somos lo mejor para resistir y, por si fuera poco, se sigue luchando. De hecho, estar simplemente con vida, es un acto en sí mismo de resistencia.

¿Y cómo se puede seguir resistiendo? Yo les doy mis estrategias, Uds. deben de tener muchas más y los animo a divulgarlas. Hay que dar ideas para llegar a la meta única: que estos se vayan a la M, o al C, o la K que tanto adoran, ¡pero que se vayan!, después de eso “todo será mejor”.

Para sobrevivir, y ayudar que alguien más lo haga, ayude a quienes estan dentro y fuera del país. Si tiene dinero, comida o ropa que donar, pues que bien. Pero la gente también necesita apoyo moral, ánimo, hacerles sentir que no estan solos. Hay quienes han perdido sus negocios o empleos, pues hay que comprarles sus pulseras o la ropa de paca que venden, o comer en las fritangas que han abierto, o darle “likes” en las redes sociales a sus iniciativas. Haga lo que pueda y cuando pueda, ¡pero hágalo!

¿Tiene contacto con gente de Venezuela, Haití, Bolivia, Chile, etc.? Hábleles, aprenda de lo que estan haciendo, comparta su propia experiencia, dele ánimos e ideas.  Cuando esa gente haga algo por su país puede que incluyan el de nosotros también, ¡y todo suma! Hoy por hoy, una cartulina en medio de las protestas en Bolivia o Chile que diga “No olvidemos Nicaragua” tiene más posibilidades de salir en los grandes medios de comunicación que una pinta que hagamos acá. ¡Y todo suma!: la pinta de acá y el cartel de allá.

Deles salida a sus hobbies: escriba, haga artesanía, siembre flores, lea, escuche música del Himalaya, aprenda sanscrito antiguo o cocine comida para perros de cinco patas. ¡Pero haga lo que disfruta!, no deje que le roben las ganas de hacer cosas, siéntase productivo y si puede cobrar por algo de eso, y halla quien le pague, pues aproveche la oportunidad.

Lea, lea, lea. Infórmese, infórmese, infórmese. Hágase una opinión con las razones claras de porque piensa así. Cuando menos se lo imagine hay que convencer a alguien de algo o hay que bajarse de un solo con la lengua y las neuronas a algún saperio que venga con sus cuentos de “golpistas derrotados gracias a aquel y aquella”.

Identifique a los “sin remedio” … y aléjese de esa gente. No gaste balas en zopilotes. Mucho menos vaya a alimentar con las perlas de la razón a cerdos que devoran cualquier machigüe que les dicten desde arriba los de arriba. Mucho menos publique lo que dicen ni, aunque sea, para hacer polvo de talco sus barrabasadas, con esa acción les estaría regalando publicidad. Una limpieza de redes sociales es muy útil; total, si los “sin remedio” nunca, pero “nunca jamás”, van a publicar nada que sea digno de tus neuronas.

Identifique a los “con remedio”, acérquese a esas personas, intercambie ideas, de razones y no se canse. Un “con remedio” es quien da sus propias razones, no repite literalmente el discurso oficioso, se plantea dudas, logra sostener una conversación; en fin, no es alguien enajenado, vendido, o “rotondero” orgulloso; y lo más importante: tienes la certeza de que no mató a nadie o ha sido cómplice de quien lo ha hecho.

No pierda el enfoque mientras nos criticamos. Cuando el objetivo es tan claro y compartido por tanta gente, es natural, y saludable, que haya criterios diferentes de como acabar con esto. Pero no pierda nunca de vista que esta lucha es para salir de esta gente, condición indispensable para que nazca una nueva Nicaragua. Y eso lo añoran gente de billete, campesinos que no conocen Managua, amas de casa que viven para cuidar de su marido y sus hijos, la arquitecta recién graduada, el abogado treintañero que vende elotes cocidos en la tarde o el chele arrimado donde la vecina que no quiere regresar al frio interminable del norte de Canadá. Comparta ideas con esa gente, trate de entender porque piensan diferente sobre cómo salir de esto, haga que entiendan que Ud. tiene sus propias razones, pero nunca, ¡NUNCA!, se los tire de enemigos. Ya enemigo tiene y está bien claro, y es el que mas mata en el mundo. ¿O no te basta con eso?

Eduque en lo justo que es la rebeldía y en el derecho a disentir. Yo no pierdo oportunidad con mis hijos. Y si en el trabajo se me aparece alguno de esos que a todo dicen “chi cheñol”, y en ese momento el jefe lo quiere joder, le animo a que se haga escuchar, ese va a ser un sumiso menos para aguantar “lo que Dios nos envió” como gobierno. Pero eduque bien, pásele información de los informes oficiales (Ejemplos: Aquí están todos los de la CIDHaquí los de la ONU) hay que ser rebelde con causa y con razones. Alborotos sin sentido no ayudan en nada. Eso déjeselo a los que no tienen ni causa ni razones: los “sin remedio”.

No critique sin sentido cuando se hable de quienes van a gobernar, es inevitable llegar a ese punto en algún momento. A menos que haya un loco que propone que el mejor candidato de la marea Azul y Blanco es Wilfredo Navarro. Llegado a ese punto es lícito encachimbarse. Pero si la propuesta es de una persona que ha estado envuelto en las protestas, y a Ud. no le gusta, haga notar su opinión y, sobre todo, diga quien Ud. cree que es la candidatura ideal y con sus respectivas razones; pero evítese la fatiga de un pleito entre conversos delante del diablo. Y en la Nicaragua actual el diablo esta en todas partes.

Vaya formando su grupo con quienes va a ir a votar. Si, sea cual sea la salida de esto, y en el momento que sea, habrá que ir a votar. Y esas elecciones podrían ser muy peligrosas, siempre habrá sus cuatro locos por ahí queriendo meter miedo y es mejor ir juntos a votar con gente con la que te sientes seguro y que se puedan acuerpar llegado el momento.

Y la última recomendación, y que fue la que me inspiró a escribir esto: hay que reír. Nadie lo ha dicho mejor que Amaya Coppens en la Marcha de la Burla: “Creemos que reír es resistir, es demostrar que a pesar del asedio, a pesar de las amenazas, la gente todavía sigue saliendo … seguimos manifestándonos”.

La risa tiene un poder enorme, y sé que sobran motivos para llorar, ¡y que hay que llorar!, pero no perdamos la alegría por nuestro bien, y porque las dictaduras son todo lo opuesto a la alegría, terminan en dilemas como “Patria libre o morir”, no por gusto hemos elegido “Patria libre y vivir”. Y hasta podría ser “Patria libre, vivir, y reír”.