¿Por qué en Bolivia sí y en Nicaragua no? 2 poderosas diferencias entre Evo Morales y Daniel Ortega

¿Por qué en Bolivia sí y en Nicaragua no? 2 poderosas diferencias entre Evo Morales y Daniel Ortega

Hace escasos minutos nos dimos cuenta que Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia y agarró avión para … Cuba? Venezuela?  … no sé realmente. Solo sé que a Nicaragua no va, porque ahí está Daniel «El Masacrador de niños» Ortega, quien además de dictador es asesino y violador de menores, así que «chiva», dice Evo, «ese animal ni a la hija perdonó».

Para los nicas esta noticia ha sido motivo de alegría, nos sentimos como que somos nosotros los que salimos de la desgracia. Seamos felices un rato. Ya con el tiempo vamos a caer en la cuenta que lo que pasó en Bolivia no cambió en nada nuestro infierno.

Si acaso (siendo optimistas) puede que la OEA se ponga más dura con las reformas electorales que le estamos exigiendo a Masacrín. O por lo menos, a Almagro le dé algo de vergüenza seguir opinando sobre quiénes son dictadores y quiénes no.

Comparando Bolivia con Nicaragua

Ahora todo mundo está comparando Bolivia con Nicaragua. Es natural, las coincidencias son muchas. Pero ¿Qué pasó en Bolivia que no pasó en Nicaragua? ¿Por qué seguimos con el Masacrador de niños en la presidencia?

Bueno, para empezar, cuando Evo Morales se robó las elecciones, el pueblo boliviano salió a las calles a reclamar. Aquí en el 2016 la OEA dijo que Daniel Ortega se robó las elecciones (un poquito nada más, porque en realidad corrió solo) y nadie hizo nada. En parte por la maldita mentalidad idiota de que «la política  no me da de comer» y «no hay por quién votar».

Pero en otra parte (la más importante) porque Masacrín es masacrín.

Daniel Ortega es el maje más asesino del planeta

¿Se acuerdan del gráfico de la semana pasada? Donde sale retratado el gran talento de Daniel Ortega …

Esto dijo un gran maestro en ciencias políticas con varios PHDs en economias y macro-economías, sobre este impresionante logro:

Así es como Daniel Ortega sella su lugar en la historia de Nicaragua. No ha habido otros como él y lo más seguro es que tampoco habrá otro en el futuro. Cualquiera puede ser tirano, campeón en crímenes de lesa humanidad. Pero se requiere de un talento especial para ser el más ladrón, el más violador y el más asesino de todos. ¿Ya ves por qué es el líder máximo del sandinismo?

Sabias palabras de un maje que sabe mucho.

En Bolivia, Evo Morales se quedó con las ganas de reprimir, asesinar y encarcelar, porque tanto la policía como el ejército le dijeron que su señora madre en patineta bajando la cuesta el plomo. O sea que tal vez el maje sí tenía el potencial de ser como Masacrín, pero los que tenían las armas no se prestaron al juego de ser batracios.

La diferencia que cambió la historia

Nosotros en abril también salimos a protestar, igual en masa como en Bolivia. Es cierto, no eran elecciones y eso no jugo a nuestro favor en el gran escenario mundial. Pero la causa era justa y muy legitima. Teníamos y tenemos a un asesino en la silla presidencial y queremos que se vaya.

Ahora hay unos que ven a la Alianza, y más específicamente al sector privado, como el gran obstáculo que no nos permitió salir de Masacrín en ese momento. Yo difiero. Tengo muy presente el 30 de mayo del 2018, en la Madre de todas las marchas, casi llegando a la UCA, pero con ganas de seguir caminando hasta el Carmen. Pensaba «medio millón de nicas, plantados frente al Carmen, con las madres de abril a la cabeza, exigiendo que Daniel Ortega se vaya, esto se acabó». Pero ahí nomas comenzamos a oír los disparos de los francotiradores desde el Estadio.

Esa fue la última marcha gigante que pude ver en Nicaragua. Fueron los balazos y no la Alianza la que poco a poco fue mermando mi entusiasmo de salir a protestar. Y eso que todavía no habíamos vivido la operación limpieza.

Menos mal que en Bolivia no hubo Alianza

Al igual que en Nicaragua, en Bolivia todos los sectores del país le dijeron al presidente que mejor se fuera. No hubo necesidad de diálogo porque Evo Morales, siendo minoría, sin paramilitares, ni policía sandinista, no tenía «la fuerza» para exigir nada.

Aquí las cosas fueron diferentes. Con excepción de Payo Solís y los del COSEP, nadie más se le voltió a Daniel Ortega. Siendo los más importantes (repito por como cuarta vez) los que llevan las armas.

Dicho de otra manera ¿Ustedes creen que si la Policía y el ejercito se hubieran negado a ser asesinos de su pueblo, Daniel Ortega estaría de presidente todavía?

No papa. No hubiera hecho falta diálogo. Ni Alianza. Es más, el COSEP se hubiera podido quedar fiel a Masacrín hasta el último minuto y de todos modos hubiera terminado en Cuba con su ristra de parásitos, buscando como cascarle una Mercedes blindada al dictador de moda. Tal vez ahorita estarían cerrando el primer festival Cuba Diseña.

Volvamos a poner los pies en la tierra

Pero como sabemos, no fue así. Ni cerca del Carmen pudimos llegar. Por eso ahora nos toca buscar la manera pacífica de sacar a un maje que de pacífico no tiene nada. Y como dice el tío Fabían, eso implica bailar con la fea del bacanal:

Para derrotar a una dictadura como la que Daniel Ortega ha instalado en Nicaragua se necesita la unidad de todos los que no quieren estar bajo ella. Esa debería ser la principal premisa. Simple. La unidad no significa igualdad. Hay un propósito común. Ahí cabemos todos, incluyendo aquellos con quienes podamos tener profundas diferencias de pensamiento o de los rumbos que debe tomar la sociedad. Liberales, conservadores, renovadores, sandinistas e incluso quienes ahora mismo están con Ortega y mañana pueden desertar deberían ser bienvenidos.

No nos tiene que encantar. Basta con que estemos claros que de otra manera, seguiremos con el asesino en la silla presidencial por muchos años más. Es más, podes seguir odiando al PLC, al MRS, a la Alianza y a todo mundo que no piense como vos (dios sabe que razones sobran para vivir resentido con todos esos). Solo acordate que sin ellos, no hay Cuba Diseña.