Cronopios y Jazz se comen con albahacas frescas

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Uno en su adolescencia hace algunas excentricidades en la búsqueda de su propia identidad. Una de mis excentricidades –decía yo– sin ánimos de aprender a tocar, fue ennotarme con la música clásica –pasaba horas de lelo escuchando la tal Radio Güegüense; hasta que un día, por ahí me pasaron un disco de John Coltrane y me cambió la vida.

Desde entonces a la Mier$& todo Vivaldi, Mozard, Chopin y Tchaikovsky, (sólo mantuve a Beethoven, Strauss y Rachmaninov como deleites), pero a partir de ahí, empecé a comer, beber, dormir y verdaderamente sentir el poder del Jazz como fuente liberadora y de gozo.

En estos días que nos preparamos para el Nicaragua International Jazz Festival, 2011 (Marzo 03, 04, 05) considero que vale la pena hablar de este movimiento musical, del que muy pocas veces conocemos su fascinante historia como referencia inmediata para entender el bacanal en nuestros días.

Año 1900 o por ahí, el jazz surgió en los Estados Unidos y sólo ahí pudo haber surgido entotoratado por un molotov de condiciones sociales, económicas e intelectuales, que en el transcurso de una década le pegaron una patada en el C$%/% a una forma de pensar y actuar muy practicada en todos los países occidentales.

Esa forma se llama Victorianismo, una moral sicótica que predicaba la responsabilidad y el autocontrol, manteniendo como consignas: Orden y Decencia. (¿Recuerdan al Profesor Jirafales, en El Chavo del Ocho?, pues he ahí un victoriano).

Sin embargo, –para esos que aún recuerdan sus clases de secundaria–, también en esa época empezaba a configurarse el Modernismo. Y en los Estados Unidos, las ideas de William James y John Drewey, le pegaron fuego a todo el victorianismo, predicando que uno de los objetos deseables de la vida humana debía de ser el libre flujo de las emociones.

En psicología Freud y John Watson, también sostuvieron que reprimir emociones no era conveniente. En el arte, la Escuela Ashsan (realismo crudo) apeló a un arte espontáneo a gran velocidad. A esto vinieron a rematar los primeros textos feministas de Margaret Sanger y las novelas de Theodore Dreiser y Stephen Crane, que incorporaron la clase marginal, el sexo y el alcoholismo a su narrativa. (Más tarde le llamaríamos Sexo, Droga y Rock & Roll).

El Jazz por tanto aparece como anillo al dedo a sumarse contra todas estas ideas del victorianismo, pero no sólo eso, sino que a todos los anteriores los puso a saltar y a gozar con la fuerte convicción de que la gente debía ser libre de expresarse a su antojo, siendo ellos mismos entregados al momento.

Quién iba a pensar que el Jazz desde su origen como evolución del Ragtime en New Orleans, pasaría a influenciar a todas las futuras expresiones musicales; y más allá: al neoplasticismo de Mondrian, a los Cronopios fantásticos de Cortázar, a los soundtrack de Disney, al cine de Woody Allen, e incluso, a una de las estrategias del Departamento de Estado contra el comunismo soviético durante La Guerra Fría.

Contra el Orden y la Decencia aparecieron individuos pensándose libres, expresivos y espontáneos. Y el Jazz, ese gran cronopio que se come con albahacas frescas, que se improvisa en el mismo momento de su ejecución bofeteando incluso los reglamentos de la teoría de la música, fue el inicio de todo lo que hoy concebimos como la libertad moderna. Y conste, la luz no fue primero, lo primero fue el Jazz, compatriotas!!!


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PD: Lo único que lamento de los festivales de jazz en Nicaragua, es que lo presentan con el formalismo de estar escuchando a una orquesta sinfónica, aplastados en una silla, sin darte el chance de tirarte unas toñas y unos bujillazos en las rocas. (Pero claro, siempre está la magistral idea de meterlo al descamote. Y eso es lo que hago.)

Les dejo este videito universal. Se dice que Dalí estuvo a cargo del concepto visual. Podría ser otro?